Febrero 16, 2021
El aislamiento de los últimos meses nos ha orillado, a todos, en todo el planeta, a mantener cierta distancia entre nosotros; nos ha impedido que nos abracemos y nos besemos para saludarnos. Ha, dolorosamente, separado nuestros cuerpos: no podemos tocarnos. Al mismo tiempo, las redes sociales y las plataformas nos han permitido reunirnos, hablarnos, vernos por más tiempo, con mayor frecuencia que nunca antes; han anulado las distancias y las diferencias en los husos horarios; han provocado una cercanía –intelectual, emocional– entre nosotros, los seres humanos, que no habíamos conocido. Acabamos de ver, en la FIL de Guadalajara, un acontecimiento global. ¿Dónde pudo reunirse y convivir esa inmensa cantidad de gente? No en Expo Guadalajara, en el ciberespacio.
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